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Tipos de cámaras frigoríficas
Hoy en día existen distintos tipos de cámaras frigoríficas cuyas características y prestaciones varían dependiendo de cuál sea el producto a almacenar, sus requisitos de conservación, etc.
Los principales tipos de cámaras frigoríficas que se pueden encontrar en el mercado son las cámaras refrigerantes, las cámaras congeladoras, los abatidores de temperatura y los túneles de congelación. Sin bien casi todas estas cámaras frigoríficas comparten ciertos elementos comunes, cada una tiene sus peculiaridades, por lo que a continuación vamos a hablar con detalle de cada una de ellas.
Cámaras refrigerantes
Las cámaras refrigerantes, también conocidas como cámaras de enfriamiento, pueden generar temperaturas desde 0ºC e inferiores a 10ºC. Su uso suele estar asociado a conservar productos perecederos (carnes, verduras, frutas y lácteos) manteniendo unas condiciones de humedad óptimas para garantizar la mejor calidad.
Cámaras congeladoras
Las cámaras frigoríficas con capacidad congeladora tienen la característica de poder alcanzar temperaturas bastante bajas (hasta -28ºC), algo que permite preservar las propiedades organolépticas, textura y sabor de la mayoría de alimentos.
Túneles de congelación
Estos túneles de congelación permiten congelar los alimentos de forma individual a temperaturas inferiores a -30º C. Al congelar los distintos productos individualmente, gracias a la generación de corrientes de frío, se asegura la correcta conservación de los alimentos a largo plazo, incluso en los transportes.
Abatidores de temperatura
Los abatidores de temperatura tienen un uso muy extendido en el sector de la hostelería ya que permiten que los alimentos que han sido cocinados recientemente se enfríen muy rápido para prevenir la proliferación de microorganismos y bacterias y así salvaguardar su buena calidad hasta llegar al consumidor.
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¿Qué potencia necesita una cámara frigorífica?
Por lo general, conocer qué potencia necesita una cámara frigorífica para funcionar correctamente dependerá de factores como su capacidad o tamaño. No obstante, lo más común es que una cámara frigorífica requiera de unos 1327 W de potencia eléctrica aproximadamente.
Cómo calcular el gasto energético de una cámara de frío
Para proceder a calcular el gasto energético de una cámara de frío, lo primero que debemos conocer es cuál es su potencia. La potencia equivale a los vatios que el equipo frigorífico consume para poder extraer el calor interno de la cámara frigorífica y hacer que la temperatura disminuya para así mantener los alimentos en buen estado y que conserven sus condiciones óptimas.
Como decíamos, conocer la potencia de la cámara frigorífica es un paso fundamental para poder calcular su gasto energético. Una vez tengamos claro cuál es la potencia de la cámara de frío, entonces se pueden llevar a cabo dos cálculos:
- Consumo por horas: potencia eléctrica x precio del kWh
- Consumo diario: consumo/hora x horas al día en las que la cámara de frío está en funcionamiento.
Si, por ejemplo, una cámara frigorífica consume 1327 W de potencia eléctrica durante un periodo de 16 horas (teniendo en cuenta que el coste de kWh de energía medio en España es 0.25 €), obtenemos que el consumo por horas total de esta cámara frigorífica es de 0.33 €. Por el contrario, el consumo diario de la misma sería de 5.31 €.
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Consejos para reducir el consumo de una cámara frigorífica
Obtener una mejor eficiencia en el consumo energético de una cámara de frío es posible con los trucos adecuados. Por eso, aquí te proporcionamos algunos consejos para reducir el consumo de una cámara frigorífica de forma muy sencilla.
Mantén la puerta cerrada
Al estar continuamente entrando o saliendo de la cámara lleva a que la temperatura del exterior acabe entrando, por lo que la cámara se ve obligada a hacer un mayor uso de la potencia frigorífica para enfriar el ambiente. Para evitar esto, lo mejor es intentar entrar a la cámara únicamente cuando sea necesario para reducir la entrada de aire del exterior.
Añade una cortina de lamas
Para evitar pérdidas de la temperatura ambiente de la cámara cuando se entra y sale de ella, también es buena opción optar por incorporar una cortina de lamas en la entrada de la misma. De esta forma no solo se permitirá que la temperatura del exterior penetre en la cámara, sino también que la temperatura interior no salga al exterior.
La temperatura exterior mejor si es baja
Si se procura que la diferencia de temperatura entre el interior y exterior de la cámara sea muy pequeña, esto permitirá que la energía calorífica necesaria para llevar a cabo el funcionamiento de la cámara sea mucho menos y, por tanto, consuma menos. Para lograr este buen balance de temperaturas lo más aconsejable es configurar la temperatura ideal, además de añadir una ventilación adecuada.
Limpiar la unidad condensadora regularmente
Llevar a cabo un buen mantenimiento preventivo de la instalación frigorífica es la mejor forma de sortear pérdidas de potencia o fallos que, por lo general, suelen acabar en reparaciones costosas.
Limpiar la unidad condensadora con frecuencia mantendrá el polvo y la suciedad lejos, evitando así que su acumulación suponga una dificultad extra para el enfriamiento que realiza la unidad condensadora, además de estar aumentando la eficiencia de la instalación.