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¿Cómo funciona una manta eléctrica?
También conocida como calientacamas, es un dispositivo que genera calor por medio de la electricidad y lo distribuye de manera uniforme sobre una superficie. Por lo general, el consumo de la manta eléctrica es bastante reducido y la puedes usar para precalentar la cama antes de dormir, protegerte del frío mientras está en ella o, también, cuando te encuentres en el sofá.
Consiste en una pieza de tela gruesa hecha de materiales como el algodón, la lana o el poliéster, que contiene en su interior un calefactor eléctrico. Este funciona mediante resistencias e integra una serie de cables interconectados y aislados que se encargan de distribuir el calor por toda la manta.
Cuando los cables se conectan a una toma de corriente, la electricidad comienza a circular por ellos, manteniendo un voltaje seguro y bajo, casi siempre cercano a los 24 W. En ese momento se produce un cambio de energía eléctrica a energía en forma de calor que se emite de manera constante y se transmite a la funda de la manta. Finalmente, el calor acumulado en el tejido se transfiere por contacto a la cama y al cuerpo del usuario.
Hoy en día, las mantas eléctricas disponen de un termostato que regula la temperatura y activa un sistema de apagado automático para controlar la emisión de calor. Algunos modelos más modernos pueden llegar a incluir programas especiales que permiten distribuir el calor por zonas, conectarlos a puertos USB o incluso enchufarlos a la toma del coche.
Forma correcta de usar una manta eléctrica
Además de entender el funcionamiento general de este tipo de electrodoméstico, es indispensable que sepas cuál es la forma adecuada de usarlo para aprovechar sus virtudes y mitigar los posibles riesgos asociados. Para ello podemos mencionar algunas pautas básicas:
- Extiende la manta sobre la cama o sofá durante unos quince o veinte minutos con la intención de calentarlos antes de ir a dormir. Después, retírala y utilízala para cubrir el cuerpo. Jamás te acuestes sobre ella.
- Colócala siempre por debajo de sábanas regulares para evitar el contacto directo con la piel.
- No la pongas bajo la sábana bajera a menos que en las especificaciones del modelo te indique que está permitido hacerlo.
- Para no dañar el cableado interno que recorre la manta, conviene que evites plegarla antes de que se enfríe. Tampoco la mojes ni la planches.
Eligenio: Elegir bien, es genial
¿La manta eléctrica consume mucho?
Cuando se trata de calefacción, las principales dudas siempre están relacionadas con los gastos que implica el mecanismo a emplear. En el caso de las mantas eléctricas, el consumo de una manta eléctrica podría considerarse bajo al compararlo con el gasto asociado a otro tipo de calentadores eléctricos como radiadores, estufas y convectores.
En la actualidad, en el mercado hay mantas de diferente potencia con rangos entre los 60 y 150 W. Al trabajar con un voltaje reducido, su gasto no sube demasiado, aunque todo dependerá del tiempo que la tengas encendida, el modelo y la antigüedad.
¿Cuánto consume?
Para ofrecerte una idea aproximada de cuánto consume una manta eléctrica, hemos creado una tabla aplicando la ecuación para determinar los kilovatios por hora con las potencias más comunes en este tipo de aparato.
kWh =Potencia (watts) tiempo(horas)1000
Potencia (W) | Consumo (kWh) |
60 | 0,06 |
100 | 0,10 |
120 | 0,12 |
150 | 0,15 |
Por ejemplo, si una persona está acostumbrada a usar una manta eléctrica de 120 vatios de potencia por un total de 5 horas cada noche, tendrá a final de mes un consumo de 18 kWh relacionado con su uso.
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Consejos para un consumo de manta eléctrica eficiente
Hay ciertas recomendaciones que debes tener en cuenta para sacar el máximo provecho al calor que genera y mantener su consumo de la manta eléctrica bajo control. Los más destacados son:
1. Utilizarla puntualmente
No es necesario tener encendida la manta durante toda la noche. Puedes utilizarla unos minutos para precalentar el lugar que vayas a estar.
2. Elegir un modelo con regulador de potencia
De esta manera, podrás ajustar el calor y el gasto que harás durante el tiempo que estés utilizando el equipo. Así, tendrás la opción de elegir niveles mínimos de intensidad cuando desees un ambiente cálido y aumentarlo solo cuando sea necesario.
3. Verificar que se trate de un modelo con termostato
Un termostato hará que la manta se apague en cuanto alcance la temperatura deseada y se active de nuevo cuando baje. Esto mantendrá un calor constante sin necesidad de que el equipo consuma electricidad en todo momento.
De igual forma, si el modelo lo permite, es posible programar un apagado automático para que deje de funcionar después de un tiempo determinado.
4. Seleccionar el tamaño adecuado
Por lo general, mientras más grande sea la manta, mayor será su potencia y, por ende, el consumo. Por esa razón, conviene tener presente el tamaño de la superficie donde se utilizará para poder elegir un modelo adecuado.
5. Seleccionar un material que retenga calor
Una buena manera de aprovechar el calor de la manta es inclinarte por tejidos como el algodón y la lana que retienen muy bien el calor y absorben la humedad. Así, bastará con unos minutos de precalentamiento y la calidez se conservará durante más tiempo.
6. Revisar con frecuencia
Es importante que te cerciores de que la tela no presente quemaduras o decoloración, ya que esto puede ser señal de sobrecalentamiento por mal funcionamiento del termostato. Este fallo genera un gasto excesivo, innecesario y con grandes riesgos.
Como hemos visto, los bajos niveles de consumo de una manta eléctrica la convierten en una excelente opción para ahorrar en gastos asociados a la calefacción. Además, se trata de un dispositivo moderno, práctico y sofisticado que ofrece un calor localizado. Es perfecto para llevar de una habitación a otra y adaptarse a las necesidades del momento evitando el desperdicio de energía.