Fracking: Qué es y cómo afecta al medio ambiente

¿Qué es el Fracking?

El fracking o fracturamiento hidráulico es una técnica de estimulación de pozos que permite alcanzar hidrocarburos en yacimientos de difícil acceso. Su objetivo es aumentar la permeabilidad de las rocas que almacenan estos hidrocarburos, para así facilitar el movimiento a través de ellas hacia la superficie. 

En los últimos años, el término fracking ha ganado popularidad, en especial después de que los Estados Unidos comenzaran a aplicar la técnica de forma intensiva. Sin embargo, no se trata de algo novedoso, pues ha venido utilizándose desde el siglo pasado no solo en el país norteamericano, sino también en otros como México o el Reino Unido.

¿En qué consiste el Fracking?

El fracking consiste en la inyección de agua a altas presiones en los yacimientos que contienen hidrocarburos. Se hace a través de la perforación de pozos especiales de gran profundidad para alcanzar reservorios que no pueden explotarse mediante técnicas convencionales. Con esto se crean fisuras en las rocas, lo que permite que los fluidos objetivo se muevan a través de ella para poder producirlos.

Al agua inyectada en los procesos de fracking se le añaden compuestos especiales como ácidos, gases e incluso arena. Esto permite mejorar la capacidad de rompimiento de la roca y mantener las grietas una vez hechas, evitando que la acumulación de presión de las capas superiores vuelva a cerrarlas.

Los efectos del Fracking en el medioambiente

El fracking o fracturación hidráulica tiene un impacto ambiental importante, lo que ha dado lugar a estrictas legislaciones respecto a su práctica. Entre los peligros asociados están:

• Gasto excesivo de agua. Los requerimientos de agua para inyección son extremadamente altos, y debido a los aditivos añadidos, es casi imposible reciclarla para uso humano. La mayor parte de ella se emplea en otros proyectos de estimulación, mientras que la otra se desecha después de un tratamiento especial.
• Movimientos sísmicos. Ocurren debido a que la inyección de agua a altas presiones y grandes profundidades tiende a originar microsismos. La mayoría de las veces son imperceptibles para los humanos, pero en ocasiones inician una reacción en cadena que termina con temblores de magnitudes importantes. 
• Contaminación del agua. A pesar de seguir los procedimientos, es muy habitual que el agua de inyección de fracking llegue a alcanzar acuíferos explotables para consumo humano durante el proceso. Esto se debe a que dichos acuíferos suelen encontrarse por encima de la trayectoria del fracturamiento, lo que supone un riesgo permanente de filtración.
• Contaminación del suelo. Una buena cantidad del agua inyectada regresa a la superficie por causa de la presión de los yacimientos. Su manejo es complicado y requiere de acciones rápidas, pero es inevitable que una parte de ella termine por verterse en el suelo. Hay que recordar que no se trata solo de agua, sino que tiene aditivos químicos para mejorar la penetración, pero que resultan altamente tóxicos sobre la tierra.
• Radiactividad. El movimiento de capas de roca a grandes profundidades puede ocasionar la desintegración de átomos inestables, con la subsecuente emisión de partículas radiactivas. Estas no solo se dispersan en la matriz y las aguas subterráneas, sino que llegan hasta la superficie, algo que supone un importante problema para la salud pública.

A pesar de los riesgos, los defensores sostienen que no son mayores que los de otras técnicas de estimulación de pozos, o incluso que los de la extracción petrolera en sí misma. En cualquier caso, países como Francia o Bulgaria han prohibido por completo su puesta en marcha, mientras que otros como Alemania la limitan a condiciones muy específicas.

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¿Existen alternativas a la fracturación hidráulica?

El fracking ha estado envuelto en muchas polémicas desde que comenzó a utilizarse para estimular pozos que de otra forma no serían capaces de producir hidrocarburos. Esto ha hecho que se intensifique la búsqueda de alternativas que ofrezcan beneficios económicos similares, pero con un menor impacto medioambiental. Al ser una forma de estimulación, es válido considerar otras un poco menos invasivas, aunque la elección dependerá de las condiciones de cada pozo:

• Inyección de gas: funciona para yacimientos con gas disuelto o gas libre. En el primer caso, se incrementa el volumen del crudo hasta el límite de su solubilidad, de manera que mejora el movimiento en la roca. En el segundo, la inyección se hace directamente en la capa de gas, generando un efecto pistón que empuja al crudo hacia abajo y lo ayuda a desplazarse.
• Estimulación matricial: al igual que con el fracking, se inyectan fluidos como ácidos o solventes para cambiar la estructura de la matriz de la roca. Sin embargo, la diferencia está en la presión de inyección, que se hace por debajo de la presión de fractura. Esto significa que los fluidos se quedan en el yacimiento y no retornan a la superficie, ni tampoco generan sismicidad.

Más allá del uso de combustibles fósiles, otras alternativas al fracking están relacionadas con el desarrollo de energías más limpias. Así, tenemos:

• Energía nuclear: apenas genera emisiones contaminantes y tiene un altísimo potencial energético. El reto es construir las infraestructuras necesarias para producirla de manera segura, ya que requieren una fuerte inversión que suele venir de parte de los gobiernos e instituciones.
• Energía solar: se trata de una de las alternativas más limpias y fáciles de aprovechar. Su obtención depende de la instalación de paneles solares que suelen provenir de la iniciativa privada. Está disponible para hogares, empresas e industrias.
• Energía eólica: al igual que la solar, es considerada como una energía verde. No genera ningún residuo dañino y la fuente, en este caso el viento, es completamente renovable. Aun así, está limitada a las condiciones climáticas del lugar en el que se encuentra la instalación.

El fracking es una opción controvertida para la industria petrolera por su frágil equilibrio coste-beneficio. Sin embargo, la necesidad de obtener hidrocarburos ha hecho que, de momento, se deba recurrir a ella, en especial en un contexto de escasez energética como el que vivimos.