La huella de carbono digital está en alza en los últimos años por la inclusión de las TIC en nuestra forma de vida. Cada actividad o servicio tecnológico que consumimos tiene repercusión directa sobre la atmósfera de nuestro planeta, pero ¿cómo se produce esto?
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¿Qué es la huella de carbono digital?
La huella de carbono digital engloba el conjunto de emisiones de gases de efecto invernadero que se lanzan a la atmósfera cada vez que usamos tecnología. Las emisiones se miden en toneladas de CO2 y, hoy en día, suponen el 60% de la contaminación total.
Ya en 2017, la organización GreenPeace informó de que el 8% del consumo energético global se atribuía solamente a las TIC, lo cual significa que la huella de carbono digital causaba entre un 1,8% y un 2,8% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.
En la actualidad, este porcentaje no deja de crecer. Para entender bien el impacto medio ambiental que provoca el uso de la tecnología, basta con saber que sus emisiones ocuparían el sexto puesto si pensáramos en Internet como si se tratara de un país más.
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¿Cómo se genera?
Saber cómo se genera la huella de carbono digital es fácil: cada vez que usamos Internet consumimos energía que alimenta dispositivos, centros de datos y ordenadores. Cuanto más tiempo estamos navegando en la nube, más huella de carbono digital generamos.
Es especialmente el trabajo que hacen los centros de datos para almacenar información de empresas y plataformas el que provoca un aumento de la huella de carbono digital en el planeta. En 10 años, el consumo energético digital sería equiparable al uso del transporte.
La huella de carbono digital se hace mayor cuanto más tiempo pasamos utilizando las TIC, las cuales van almacenando nuestra información en centros de datos y consumen energía para funcionar. Estos tres aspectos contribuyen a generar más huella de carbono digital.
Además de la electricidad, los centros de datos y la tecnología, nuestra manera de consumir Internet es cada vez mayor y menos considerada con los efectos que tiene en el planeta. Lo mismo decimos sobre la cantidad de datos superfluos que se almacenan en la nube.
Factores que afectan a la huella de carbono digital
Muchas veces no tenemos claro cómo podemos estar emitiendo CO2 en la atmósfera con solo usar dispositivos electrónicos, ordenadores y centros de datos. Los factores que tienen efecto sobre la huella de carbono digital se relacionan con nuestra presencia online.
Solamente el hecho de publicar una foto en Instagram, escribir un correo electrónico, guardar archivos o escuchar canciones en Spotify es una acción que conlleva un gasto energético. Este gasto energético es el factor que aumenta la huella de carbono digital.
Son estos comportamientos en la nube los que tienen repercusión sobre el medio ambiente:
- Consumir una hora de Netflix emite 55 gramos de CO2 en la atmósfera.
- Utilizar Facebook, dejar comentarios y subir fotos en la red social genera al año miles de toneladas de CO2.
- Escribir una media de 60 correos electrónicos es lo mismo que recorrer un kilómetro en coche. Para entender el impacto del uso del correo electrónico, al día el mundo llega a enviar alrededor de 250.000 millones de emails.
- Escuchar música en Spotify es responsable de producir un máximo de 350.000 toneladas de CO2 en la atmósfera cada año.
Además de todos estos comportamientos en la nube, el periódico El País ha explicado que cada búsqueda que hacemos en Google está generando más o menos 0,2 gramos de CO2. El hecho de enviar textos vía WhatsApp o borrar correos electrónicos ya contamina.
Cómo reducir la huella de carbono digital
Aunque Internet ya es parte de nuestro modo de vida y lo necesitamos para un montón de funciones sociales que nos permiten navegar en el mundo moderno, sí que podemos poner unas medidas sencillas en la forma en que utilizamos la nube para ayudar al planeta.
Por ejemplo, es buena idea esforzarse lo máximo posible en escribir emails más breves y concisos para acortar el peso del mensaje, además de borrar mensajes que no nos sirven para ahorrar energía y así emitir menos gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Otro de los comportamientos habituales que realizamos inocentemente sin saber lo mucho que afectan al medio ambiente es el uso de motores de búsqueda. Siempre es aconsejable optar por motores de búsqueda responsables, como Ecosia.
En vez de escuchar canciones o ver películas y series en streaming, podemos descargar el contenido para reducir nuestra huella de carbono digital. También es mejor cerrar todas las aplicaciones del móvil que no estemos utilizando y eliminar las que sean innecesarias.
Si tenemos un e-commerce o un blog activo en la nube, podemos contratar empresas de hosting sostenibles, cuyo almacenamiento de datos cause un menor impacto energético. Si estamos suscritos a Newsletters que no leemos, es aconsejable cancelar la suscripción.
El simple gesto de bajar el brillo de la pantalla del móvil y desactivar la cámara de videollamada implica ahorrar el 60% de energía. Algunas compañías, como Google, ya están poniendo en marcha técnicas de refrigeración que reducen la emisión de CO2.
