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¿Cuál es el origen de la biomasa?
Por increíble que te parezca, la biomasa es una de las primeras fuentes energéticas que han existido. De hecho, solo tenemos que pensar en el uso que hacemos del fuego a la hora de calentarnos y cocinar para entender el tiempo que llevamos aprovechando esta energía.
Si alguna vez te has quemado la piel mientras estabas tomando el sol, eso es porque allí arriba las estrellas están que arden, literalmente. El sol tiene muchísima energía de la que nos hemos abastecido desde los albores de la humanidad. Esta energía natural es la biomasa.
Pero es que, además, la madera de los árboles también produce energía. Imagínate, si hace aproximadamente un millón de años que se descubrió el fuego y se empezó a utilizar la madera para hacer hogueras, ¡el origen de la biomasa se remonta a nuestros ancestros más antiguos!
Así que la biomasa es la energía que sale de la naturaleza, sin tecnologías. Con ella se han creado metales y cerámica que ahora ves en los museos. El tema está en que desde que llegó el combustible fósil con la Revolución Industrial, la biomasa se ha quedado atrás.
¿Qué tipos hay?
Si pensabas que los excrementos no sirven para nada, estás equivocado. Parte de la biomasa se encuentra en el estiércol de las vacas y otros animales, aunque también hay energía en los residuos y las podas de las plantas. Como ves, la biomasa es natural como la vida misma.
Ahora bien, ¿qué tipos de biomasa existen realmente? Pues en realidad solo existen tres tipos:
La biomasa natural
Ponte en el caso de que la biomasa es una pirámide. La base de esa pirámide y el estrato más básico de todos es la biomasa natural. Todos los residuos que se quedan en el suelo, como las ramas o las hojas de los árboles, son recursos suficientes para producir energía natural.
Si el día de mañana te pusieras a podar un árbol y aprovecharas todas las partes que has ido cortando para encender la chimenea, podrías decir que técnicamente estás generando energía a partir de la biomasa natural.
La biomasa residual
En el segundo estrato de la pirámide está la biomasa residual, que necesita la colaboración del ser humano para generarse. Gracias a la intervención de las personas existe la biomasa residual seca, que viene de la poda de árboles o los restos de frutos secos, por ejemplo.
Pero aparte de la biomasa residual seca también existe la biomasa residual húmeda. Esta última es un poco maloliente porque se genera a partir de vertidos biodegradables, como la basura que sacas de casa, las aguas urbanas o las heces de los animales de una granja.
La biomasa producida
En el último estrato de la pirámide y casi tocando el cielo está la biomasa producida, que se reserva a la energía generada a gran escala y de forma biodegradable. Esta biomasa viene de algunas plantas que son capaces de generar combustibles naturales, como el metanol.
Si se te acaba de encender la bombilla no es para menos: este tipo de biomasa puede hacer que nosotros tengamos muchísima electricidad en las ciudades. De hecho, es posible cultivar miles de plantas solo para que produzcan energía y la gente pueda usarla en su día a día.
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¿Es la biomasa una fuente inagotable?
La respuesta corta es: sí, la biomasa es una fuente de energía inagotable. Como el origen de la biomasa es el planeta en sí mismo, hay energía natural de sobra para que los bosques y la tierra se mantengan solos. Pero el mal uso de esta energía pondría la biomasa en riesgo.
Dicen que es de bien nacido ser agradecido. Pues bien, la Tierra nos regala la biomasa para que todos los seres vivos la utilicen con sabiduría y evitando abusar de ella. No saber planificar la explotación de recursos naturales, como el sol, terminaría haciendo la biomasa agotable.
Un ejemplo de ello es el cultivo de plantas. Si tuviéramos la intención de hacer cultivos energéticos para aprovechar la biomasa a gran escala y sin dejar descansar la tierra el tiempo suficiente, la propia tierra se quedaría muy ácida y las plantas no podrían crecer apenas.
La conclusión es que se necesita más de una mesa redonda para determinar exactamente cómo utilizar la biomasa hoy en día sin explotar los recursos naturales y haciendo una buena planificación de antemano. Ya sabes lo que dicen: ¡Roma no se construyó en un día!
¿Cómo se extrae energía de la biomasa?
Para contestar a esta pregunta vamos a remontarnos otra vez al origen de la biomasa. En los albores de la humanidad, nuestros ancestros acababan de descubrir que la fricción de piedras generaba chispas que, en contacto con unas ramas secas, se convertían en llamas de fuego.
Te habrás dado cuenta de que nuestros ancestros hacían que los recursos naturales, como las piedras y las ramas secas, pasarán por procesos de transformación. Estos procesos son físicos al producirse una combustión, pero también hay termoquímicos, químicos y biológicos.
Los procesos termoquímicos se reservan para la gasificación o la pirólisis, mientras que los procesos químicos se refieren a la fermentación y los procesos biológicos a la descomposición de materia biodegradable por parte de algunos microorganismos presentes en la naturaleza.
Las múltiples posibilidades de la biomasa: tipos de combustibles
Los combustibles que conseguimos cuando utilizamos la biomasa son cuatro:
- La energía eléctrica, que se produce a partir de los procesos de gasificación y combustión.
- La energía térmica, que se utiliza para calentar calderas o estufas.
- La energía mecánica, que se genera a partir de los procesos de fermentación y esterificación.
- La energía térmica y eléctrica, que se genera al mismo tiempo gracias a la combustión y gasificación.
Todos estos tipos de energía son mucho menos contaminantes que otras energías, como la procedente de los combustibles fósiles.
