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Medidas de ahorro de energía en oficinas
El ahorro de energía en oficinas se ha vuelto crucial para asegurarnos de que una empresa cumple con los estándares de sostenibilidad exigidas a la hora de combatir el cambio climático. Tomando las decisiones correctas también reducimos los gastos de facturación.
Hacer un uso responsable y optimizado de la energía que empleamos en un espacio laboral puede marcar un antes y después en el futuro de nuestro planeta, además de que podemos recortar muchos costes de la actividad para asegurarnos de que la empresa es rentable.
En este post veremos cuáles son las mejores estrategias de sostenibilidad energética con el fin de crear espacios seguros para el medio ambiente y, al mismo tiempo, que nos sirvan para ahorrar dinero en una época donde el precio de la luz no deja de incrementar.
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¿Cuánta energía eléctrica se consume en una oficina?
Antes de hablar sobre las estrategias sostenibles que nos sirven para conseguir un mayor ahorro de energía en oficinas, necesitamos entender cuánta luz gastamos a nivel laboral. Por metro cuadrado, el consumo eléctrico ronda una media de 50,1 kWh y 142,7 kWh.
Como es lógico, estos datos varían dependiendo del día de la semana. Hay informes que demuestran que, en el 50% de los edificios, la actividad laboral aumenta entre los lunes y los jueves, mientras que los viernes y los fines de semana el trabajo decrece paulatinamente.
Todo esto tiene repercusión en el consumo eléctrico. Los fines de semana, cuando los empleados trabajan menos, gastamos un 54,17% menos de luz que el resto de días de la semana laborales. Si el tamaño de la oficina es amplio, el gasto energético aumenta.
La idea es que, cada año, el gasto energético suele ser de 90,1 kWh por metro cuadrado, siempre y cuando la tecnología que utilicemos en la empresa sea normal y el espacio no sea gigante. Si usamos sistemas de refrigeración, por ejemplo, el gasto es todavía mayor.
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Consejos para ahorrar energía en la oficina
Dado el gasto energético que supone trabajar en espacios laborales, se han creado muchas medidas útiles que favorecen el ahorro de energía en oficinas. Aplicándolas no solo conseguimos recortar gastos innecesarios sino que también creamos un entorno sostenible.
Con una serie de cambios que hagamos en nuestros hábitos de trabajo dentro de la oficina y unas modificaciones a nivel estructural de los equipos, la iluminación y la climatización, tendremos las medidas de ahorro energético listas para adaptarnos a los nuevos tiempos.
Climatización
La climatización es uno de los aspectos dentro de las oficinas que más gasto energético suponen. De hecho, más del 50% del consumo de luz sale de sistemas de climatización como el aire acondicionado o la calefacción. Por suerte, hay formas de reducir los costes.
En primer lugar, es imperativo llevar un control de la temperatura a la que ponemos los sistemas de climatización. Lo más normal es que en verano la temperatura del aire acondicionado esté entre los 24 y los 26ºC. En invierno, la calefacción estará en los 21ºC.
Solamente con esta medida conseguimos reducir los gastos a un máximo del 10% en las próximas facturas de luz y reducimos la producción de emisiones de dióxido de carbono.
En segundo lugar, es buena idea depender de la ventilación natural tanto como podamos. Esto lo conseguimos aprovechando la orientación del edificio, instalando persianas si la fachada mira al norte y colocando protecciones solares si la fachada se orienta más al sur.
De esta manera, los inviernos serán menos fríos y los veranos menos calurosos porque habremos proporcionado suficiente aislamiento de la luz del sol y las temperaturas bajas. Como no tendremos que usar tantos sistemas de climatización, reduciremos los gastos.
Por último, podemos añadir un termostato cuando tengamos que usar la calefacción o el aire acondicionado. Así nos es fácil regular el encendido y apagado, dado que los estudios prueban que la mitad del consumo de energía se hace en horas en las que no se trabaja.
Iluminación
Las lámparas, los focos de luz y la iluminación de techo en los entornos laborales ocupan una media del 30% del consumo energético. Para empezar a notar un ahorro de energía en oficinas del 50% basta con sustituir las bombillas por unas de bajo consumo o LED.
Invertir en sistemas de encendido y apagado automáticos es otra gran estrategia a la hora de recortar los gastos de iluminación en una oficina a largo plazo. Esto permite que sólo utilicemos la luz cuando realmente la necesitemos, sin que esté siempre presente.
Tampoco podemos olvidarnos de lo útil que es aprovechar la luz natural al máximo. Lo normal es tener las persianas subidas en horas de pleno sol para iluminar el espacio y reorganizar el entorno, trasladando a los empleados a las zonas donde hay más luz solar.
Acondicionamiento del local
El acondicionamiento es una tarea relativamente fácil y también puede marcar la diferencia en el ahorro de energía en oficinas. Podemos trabajar en aislar las puertas y las ventanas antes del invierno con la ayuda de unos burletes de goma espuma, que son piezas baratas.
Instalar los ascensores estratégicamente es otra manera de acondicionar oficinas muy útil porque estimulamos el uso racional del mismo. También es buena idea sustituir el ascensor hidráulico por otro eléctrico silencioso, que nos hace ahorrar un 60% de energía.
Equipos y aparatos electrónicos
Dado que los equipos y aparatos electrónicos gastan alrededor del 20% de energía, se pueden adoptar medidas sencillas como apagar el ordenador cuando no lo usamos durante más de una hora, pasarnos a los portátiles o utilizar regletas para una mayor eficiencia.
El horario en que usamos los equipos electrónicos también contribuye a un mayor gasto en las facturas de luz. En ocasiones merece la pena plantearse otro plan de acción en el entorno laboral, reorganizando los momentos en que vamos a usar más los ordenadores.
Uso responsable de toda la organización
Nada de lo mencionado anteriormente es útil si no existe más concienciación entre los empleados que trabajan en una oficina. Las tecnologías sostenibles son eficientes cuando las personas que las usan comprenden por qué están instaladas y el papel que juegan.
A veces, merece la pena dedicar un tiempo laboral a la educación sobre el desarrollo sostenible para que se fomente una actitud responsable con el consumo energético, siendo conscientes del lugar que ocupamos en el mundo y el impacto que tenemos sobre él.Hábitos tan sencillos como elegir el teletrabajo siempre que se pueda, evitar el uso de plásticos, apostar por el transporte público o compartir coche para ir a la oficina son muy bienvenidos y repercuten favorablemente en el cambio hacia un futuro más ecológico.
