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¿Qué es un vehículo FCEV?
Cada día que pasa damos más pasos hacia un ecosistema de vehículos más respetuosos con el medio ambiente y de cero emisiones. Esta gran apuesta por una movilidad más sostenible, lógicamente, está obligando a la gran industria automovilística a incorporar nuevos modelos de vehículos con mayores tecnologías, como es el caso de los vehículos FCEV.
Pero ¿qué significa FCEV? FCEV son las siglas de Fuel Cell Electric Vehicle, es decir, el equivalente a coche eléctrico de pila de combustible en castellano.
Lo que distingue a estos vehículos de los coches eléctricos convencionales es que llevan una célula de combustible que produce electricidad gracias al hidrógeno y al oxígeno. O sea, en vez de tener una batería, cuentan con una pila que almacena energía para mover el motor.
Además, debido a su condición, los vehículos FCEV tienen la etiqueta medioambiental CERO de la DGT, porque solo sueltan agua y vapor por su tubo de escape.
¿Cómo funciona un FCEV?
El funcionamiento de los coches FCEV es muy fácil de entender. La pila de combustible es la que hace magia y produce energía a partir del hidrógeno y el oxígeno. Lo que ocurre es que, en los modelos con celda de combustible de hidrógeno se genera electricidad a medida que el vehículo la necesita, cosa que no ocurre en los coches eléctricos. Es decir, la celda de combustible hace las veces de una mini central energética, por así decirlo.
Así, el hidrógeno se guarda en tanques específicos y se manda hacia la celda, donde se mezcla con el oxígeno para formar electricidad. Y lo que sale de esa mezcla es agua, que se expulsa en estado gaseoso por el tubo de escape.
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Ventajas y desventajas de los coches de pila de combustible
Como todo proyecto que está en auge, a los coches FCEV aún les queda mucho camino que recorrer, y como suele ocurrir, estos vehículos presentan ventajas y desventajas que te conviene conocer antes de dar el paso y dejar de lado el vehículo tradicional.
¿Cuáles son las ventajas de los vehículos FCEV?
Primero, y lo más importante, es que nos libramos del peso pesado de las baterías que tanto lastra a los coches eléctricos. En los FCEV aún tenemos una batería, pero mucho más pequeña, lo que nos deja más espacio y menos carga. Además, no almacenamos energía, sino que la generamos en el momento en que la necesitamos, lo que reduce la pérdida de energía.
Además, al generarse la energía en el propio coche en el momento en que la necesitamos, no tenemos que lidiar con largos tiempos de recarga de batería, solo necesitamos repostar la materia prima. El repostaje es mucho más rápido, apenas unos cinco minutos, lo que significa que no perdemos tanto tiempo.
Y para terminar con las ventajas, los coches de pila de combustible tienen una mayor autonomía, por lo que no necesitamos parar a cargar con tanta frecuencia. Ah, y no nos olvidemos de que las emisiones que generan son simplemente vapor de agua, lo que contribuye positivamente al medio ambiente.
No todo son ventajas con los vehículos FCEV
La desventaja más evidente que presentan este tipo de coches es la falta de estaciones de hidrógeno hoy en día. Pese a que hay en marcha un proyecto para tener 150 estaciones de hidrógeno para el año 2030, actualmente las estaciones no son muchas y se encuentran principalmente en las grandes ciudades.
Por otro lado, otra desventaja reside en la forma de carga. Si bien una batería de un coche eléctrico se puede cargar en casa mientras se disponga de un enchufe especial, para repostar hidrógeno no es tan sencillo, ya que necesitaremos ir sí o sí a una estación de hidrógeno. Por lo que, en este sentido, los FCEV pierden una de las ventajas que sirven a los coches eléctricos.
¿Son mejores que los coches eléctricos?
Los vehículos FCEV y los coches eléctricos tienen características y ventajas diferentes, por lo que no se puede decir que uno sea necesariamente mejor que el otro en todos los aspectos. Ambas tecnologías tienen sus puntos fuertes y debilidades.
Por un lado, los vehículos FCEV destacan por tener una mayor autonomía que los vehículos eléctricos puros. Esto significa que pueden recorrer distancias más largas antes de necesitar recargar o repostar.
Además, el repostaje de hidrógeno en los FCEV suele ser más rápido que la recarga de batería en los coches eléctricos, ya que se puede realizar en cuestión de minutos.
Por otro lado, los coches eléctricos tienen la ventaja de contar con una infraestructura de carga más extendida y establecida en muchos países. Existen una gran cantidad de estaciones de carga eléctrica en comparación con las hidrogeneras para los FCEV, lo que facilita la recarga en hogares, estacionamientos públicos y estaciones de carga rápida.
A esto también hay que añadir que los coches eléctricos suelen tener un precio de adquisición más bajo en comparación con los FCEV, aunque esto puede variar según el modelo y la región.
Conociendo todo esto, la elección entre un vehículo FCEV y un coche eléctrico dependerá de las necesidades y preferencias individuales de cada persona. Puede que tú valores la autonomía y el tiempo de repostaje rápido de los FCEV, mientras que otros pueden optar por la infraestructura de carga más amplia y la accesibilidad económica de los coches eléctricos.
A día de hoy, ambas tecnologías continúan evolucionando y mejorando, por lo que es importante estar atentos a los avances en el campo de la movilidad sostenible.
