Qué es y en qué consiste la transición energética
En la actualidad, la descarbonización del sector energético mundial se ha convertido en una acción indispensable para frenar el cambio climático este siglo. Para ello, se requieren una serie de medidas que pretenden transformar la manera en que utilizamos la energía:
- Porque la quema de combustibles fósiles como el carbón contamina la atmósfera
- Porque la atmósfera contaminada podría causar siete millones de muertes al año.
- Porque extraer petróleo y gas del suelo aumenta la temperatura hasta 1,5ºC.
En este artículo veremos a qué nos referimos por la transición energética, por qué es un plan de acción tan importante y cuáles son los retos a los que se enfrentan las sociedades en la lucha contra la emisión de gases por la quema de combustibles fósiles.
¿Qué es la transición energética?
La transición energética es un movimiento global que pretende sustituir paulatinamente el uso de los combustibles fósiles, como el petróleo o el gas, por energía que sea renovable.
Aunque este concepto lo estamos escuchando frecuentemente en la actualidad, la verdad es que la transición energética lleva practicándose desde el siglo XIX, con el paso del uso de la madera al carbón, por ejemplo. La diferencia fundamental de una transición energética a otra es que hoy se practica con el fin de proteger los ecosistemas del perjuicio humano.
Algunos ejemplos de energía renovable o verde son la energía eólica o solar, los cuales permiten aprovechar todos los recursos naturales que nos brinda la Tierra con la tranquilidad de saber que no supone un abuso para la salud y el bienestar del planeta.
La transición energética es muy importante porque se frena el efecto de la quema de fósiles, lo cual provoca que se produzca más dióxido de carbono y agua en el medioambiente a partir de la reacción del hidrógeno con el oxígeno. Esto hace que las temperaturas suban.
Y, de acuerdo a los datos que nos trae la NASA, solamente en el año 2020 habría aumentado la temperatura media en 1,02ºC respecto a las décadas de 1950 hasta 1980. Para evitar que los glaciares se sigan derritiendo y que suba el nivel del mar, con las nefastas consecuencias que conllevan, es imperativo trazar objetivos a corto y medio plazo.
Objetivos y retos de la transición energética
La meta de la transición energética es mejorar el medioambiente reduciendo las emisiones del dióxido de carbono procedente de las energías fósiles y aumentando el uso de la electricidad verde, para frenar el calentamiento global y no dañar el planeta.
En particular, podemos afirmar que los retos de la transición energética consisten en:
- Reducir las emisiones de CO2
- Frenar el aumento de las temperaturas en todo el mundo
- Responsabilizarse con las emisiones de gases de efecto invernadero
Tales desafíos son importantes porque conforman los tres factores principales que están causando el calentamiento global y que incentivan los incendios, las sequías, las inundaciones o los huracanes. Por ello, se espera que con medidas efectivas se logre que el calentamiento global se encuentre por debajo de los 2ºC e incluso de los 1,5ºC.
Un objetivo tan ambicioso como este se pretende conseguir a partir de la segunda mitad del siglo XXI, según la opinión de científicos expertos en el cambio climático, el cual comenzó a partir de la Revolución Industrial y al cual se espera poner fin con la descarbonización.
Medidas para fomentar la transición energética
El conjunto de medidas que pretenden incentivar la transición energética están enfocadas hacia el uso de la energía renovable de manera global. En caso de conseguir la eficiencia energética que se desea, se podrían llegar a reducir las emisiones de CO2 en un 90%.
Más concretamente, las medidas de transición energética están fundamentadas en tres pilares principales que constituyen un plan de acción global. Son los siguientes:
- Emplear al menos el 65% de energías renovables en todo el mundo a partir del año 2050, donde el 60% de la electricidad debería suministrarse a partir de energía eólica al igual que de energía fotovoltaica.
- Considerar la planificación energética de cara al futuro, donde se establezcan estrategias políticas nacionales de cara al sector energético para así cambiar y adaptar fácilmente el uso de las energías fósiles en el uso de energías limpias.
- Trabajar en la igualdad para usar energías verdes, ya que la demanda del suministro ha mostrado un creciente interés y se ha vuelto esencial luchar contra la geopolítica que impide que todas las naciones accedan a tales energías por igual.
- Reducir el riesgo a la hora de invertir en energía renovable, puesto que las tecnologías que engloban la producción energética limpia son más susceptibles a elevados costes de financiamiento. Es crucial asegurar mejorar la infraestructura, asegurar buenos ingresos o ayudar a la solvencia de los consumidores.
Hasta ahora la transición energética ha logrado desarrollarse gracias al amplio abanico de oferta que sugiere sustituir la energía fósil por la energía renovable. No obstante, aún hoy en día se está suministrando más del 80% de electricidad y gas con combustible fósil.

Eligenio: Ahorra eligiendo
De ahí que sea tan esencial que se produzca un acuerdo en común entre las naciones de todo el mundo para estimular y permitir la sostenibilidad ambiental, haciendo uso de todas las estrategias y planes de acción necesarios con el objetivo de frenar el cambio climático.