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¿Qué es gasificación?

La gasificación es un proceso que se lleva a cabo en un gasificador. Su objetivo es transformar una materia que se encuentre en estado sólido o líquido en gas, con un poder calorífico moderado. Esto se consigue gracias a la aplicación de calor, de un agente gasificante y bajo unos niveles de oxígeno restringidos.

Es decir que la gasificación es una tecnología capaz de convertir los residuos en energía. Para conseguirlo, usa materias primas de desecho y aplica calor, oxígeno y presión hasta convertirlas en un gas de síntesis. 

Se considera que la gasificación ha existido de alguna forma desde finales del siglo XVIII, cuando se empleaba para producir alquitrán, aunque durante los últimos veinte años, la tecnología se ha perfeccionado y se ha desarrollado lo que se conoce como “gasificación avanzada’’.

La materia prima que puede utilizarse en los procesos de gasificación es muy diversa, siempre que los residuos que se empleen tengan un contenido en humedad inferior al 40 %. La composición química del gas variará dependiendo del agente gasificante empleado.

Tipos de gasificadores

Si clasificamos los gasificadores en función del agente que utilicen, encontramos cuatro grandes grupos:

  • Gasificador con aire. Con este sistema, se introduce aire caliente en el gasificador, generando un “gas pobre” que no supera el 25 % del poder calorífico del gas natural.
  • Gasificador con oxígeno. En este caso, el gas de síntesis tiene más calidad que el formado con el sistema anterior, ya que no se produce dilución, debido a la presencia de nitrógeno en el aire. Su poder calorífico oscila entre el 25 % y el 40 % del que contiene el gas natural.
  • Gasificador con vapor de agua. El gas generado por esta vía se encuentra enriquecido en hidrógeno y en monóxido de carbono, y se destina fundamentalmente para la síntesis de compuestos, como el amoniaco o el metanol, entre otros.
  • Gasificador con hidrógeno. Si se forma así, el gas generado tiene un poder calorífico importante y se puede destinar a las mismas aplicaciones que el gas natural.

Ejemplos de gasificación

Entre los ejemplos más conocidos de la gasificación destaca la conversión de un material sólido como el carbón vegetal, el petróleo o la biomasa en gas para utilizarlo como combustible. Este proceso se lleva a cabo a temperaturas muy altas con una cantidad de oxígeno controlada.

La gasificación es, por tanto, una forma de obtener energía, aprovechando residuos naturales para transformarlos en gases con mayor o menor poder calorífico en función de sus características.

 

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