¿Cómo funciona el sistema de suelo radiante?
Los suelos radiantes son uno de los sistemas de climatización que más ha estado en auge estos últimos años, ya que es un sistema muy versátil y que cuenta con un gran rendimiento.
Existen suelos radiantes de dos tipos: eléctricos y de agua caliente, siendo estos últimos los más comunes. Al mismo tiempo, este tipo de suelos radiantes pueden ser usados como sistema de calefacción, que es el uso más extendido, pero también pueden usarse como un sistema de refrigeración.
El funcionamiento de los suelos radiantes se basa en la propulsión de agua a través de los circuitos de tuberías de polietileno que se encuentran ubicadas sobre un aislante térmico y sobre el que se coloca el suelo radiante del tipo que sea, tanto cerámico, como madera, piedra, etc. De esta forma, el agua de las tuberías absorbe el calor o lo irradia dependiendo de la función requerida, ya sea calentar o enfriar la estancia, y propaga el calor o el frío acumulado a través del pavimento.
¿Cuál es el mejor suelo para suelo radiante?
Uno de los revestimientos de suelo más idóneos para cubrir la instalación de suelo radiante es la cerámica, pues resulta un muy buen conductor del calor.
Si bien existen otros tipos de revestimientos y materiales que también son frecuentes en los suelos radiantes, como el vinilo, la moqueta o la madera, es necesario tener en cuenta cuáles son sus efectos aislantes y si son buenos conductores del calor, ya que si estos no cuentan con unas opciones óptimas esto disminuirá su eficiencia y, por tanto, dificultará el correcto funcionamiento del suelo radiante.
¿Gasta más el suelo radiante que los radiadores?
Cuando se trata de gasto energético, los sistemas de suelo radiante consumen entre un 20% menos que los radiadores. Esto se debe a que los sistemas de calefacción mediante suelo radiante funcionan gracias a los circuitos de agua a una temperatura medianamente baja, mientras que los radiadores convencionales precisan de temperaturas mucho mayores.